Los sindicatos perpetúan la esclavitud asalariada

das KAPITAL

I

Si bien desde el momento en que se constituyó ATACA (al calor de la lucha de clases, en febrero de 2016, como reacción a los despidos masivos de trabajadorxs del Estado nacional) activaban en nuestro espacio asambleario algunxs trabajadorxs que también eran sindicalistas de disímil signo ideológico, a medida que pasaba el tiempo la Asamblea se iba desmarcando de las expresiones autoritarias, burocráticas, estatistas y sindicalistas mientras afianzaba su orientación libertaria, anti-capitalista, anti-estatal y anti-sindicalista. Así, el 23 de junio de 2016 señalamos: “ATACA repudia la decisión judicial de limitar el derecho de huelga. (…) Entregar el derecho a huelga exclusivamente a los sindicatos como acaba de hacer la Corte Suprema es entregárselo a organizaciones gremiales que desde ATACA conocemos tristemente bien. Varios de nosotros, para citar un ejemplo, sufrimos en carne propia el rechazo de los sindicatos ‘legitimados’ en forma de patoterismo y amenazas a la autoconvocatoria, las acciones directas o la toma de decisiones alternativas. (…) La legitimidad de una medida de fuerza la define la necesidad particular del colectivo de trabajadores. Y desde ATACA luchamos justamente para ampliar la libertad de los trabajadores para decidir colectivamente cómo organizarse, cómo manifestarse y cómo vivir” (de nuestro comunicado en bit.ly/30eqpRF). Luego de ese artículo, a medida que ATACA ahondaba su perspectiva de lucha ideológica anti-sindical, varixs exintegrantes de la Asamblea se transformaban en sindicalistas, inclusive algunxs de ellxs todavía pastan y pastorean en la Junta Interna de ATE-Cultura, por ejemplo.

En 2017 la Asamblea profundizó aún más su perspectiva anti-burocrática, que expresó públicamente en algunos artículos con especial eje en la crítica al sindicato ATE, ya que la mayoría de lxs trabajadorxs que activaban en ATACA tenía como Patrón en los galpones y oficinas al Estado nacional y al Estado de la ciudad de Buenos Aires, donde dicho sindicato (junto con UPCN en Nación y SUTECBA en CABA) se arroga la representación de lxs laburantes estatales; y ATE se presentaba (entonces, antes y ahora) como “combativo” y “democrático”, un sindicato que por medio de sus sindicalistas se vanagloria/ba de no ser “ni de los gobiernos ni de los patrones”. Del año 2017, destacamos particularmente el informe dividido en dos partes dedicado a la situación de lxs trabajadorxs de la Biblioteca Nacional en 2016, año en que la patronal de Estado despidió a 240 laburantes de dicha biblioteca. En estos informes señalamos “el rol patotero, policial y patronal de los sindicatos ATE, UPCN y SOEME para sofocar las luchas reivindicativas de lxs trabajadorxs” (ver “Biblioteca Nacional – Bochorno Nacional” en dos partes: bit.ly/3dBNXDS + bit.ly/3gR9vyc).

Sin embargo, fue el 30 de marzo de 2017 donde pretendimos sistematizar una crítica al Sindicato desde una perspectiva poco transitada en la literatura (y lucha) anti-sindical: la del análisis semiológico. En efecto, a raíz de una serie de palabras adjudicadas por el diario Página/12 a ATACA, “textuales” que no fueron pronunciados por nosotrxs, nos dedicamos a analizar el discurso burocrático de lxs sindicalistas y apuntamos algunas reflexiones en torno del rol de la escritura. Partíamos de aclarar que “nos detenemos en la palabra escrita -y más aún en aquella inmodificable como es la del diario impreso en papel- por varias razones. Muchos pensadores han atestiguado sobre el rol de la escritura en distintas civilizaciones, pero seguiremos aquí las ideas de Claude Lévi-Strauss expuestas en su libro Tristes trópicos. Fue este antropólogo francés quien descubrió que la escritura (mucho después de los otros grandes inventos de la humanidad neolítica) acompañó el grave proceso de formación de las ciudades y de los imperios, es decir, ‘la integración de un número considerable de individuos en un sistema político, y su jerarquización en castas y en clases’. Por eso para Lévi-Strauss la escritura ‘parece favorecer la explotación de los hombres antes que su iluminación’ (mientras que sus usos intelectuales y estéticos son de aparición secundaria)”. Allí mismo caracterizamos que “los sindicatos reproducen la lógica de dominación del capitalismo que tan bien explicitaron y explicaron Karl Marx, Max Weber y Mijail Bakunin, entre otros: es la misma especialización derivada de la división social del trabajo la que genera un ejército de burócratas que monopolizan funciones. ¿Acaso los sindicatos no son como Estados en miniatura, artefactos kafkianos especializados en frustrar la vitalidad de los ciudadanos/trabajadores? [] El comportamiento de la burocracia sindical es un reflejo de lo que ocurre (y ocurrió) en otros ámbitos de la vida social. Así, Robert Michels en su obra Los partidos políticos explicó la ‘ley de hierro de la oligarquía’: «En toda organización, ya sea un partido político, de gremio profesional u otra asociación de ese tipo, se manifiesta la tendencia aristocrática con toda claridad. (…) La organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía». Tomemos a otro teórico, el militante bolchevique Cristian Racovski, quien estando preso en una de las mazmorras de Stalin, explicó por qué surgió la burocracia soviética: la diferenciación al interior de la clase productora (los funcionarios que se arrogaban el ejercicio de la ‘dictadura del proletariado’ en una formación económica asiática precapitalista compuesta por una amplia mayoría campesina) comenzó siendo ‘funcional’ para convertirse en ‘social’; en 1928 Racovski no dudaba en situar a Stalin y a sus esbirros dentro de una capa privilegiada (cfr. Los peligros profesionales del poder)” (recomendamos enfáticamente la lectura de “Página/12 y el lenguaje de las luchas obreras” en bit.ly/303Gycf).

Dado nuestro curso anti-capitalista, anti-estatal y anti-sindical el 7 de octubre de 2019 publicamos “Sindicatos y modelo sindical en la región argentina”, donde a partir de un comunicado público de la Junta Interna de ATE de la entonces Secretaría (hoy Ministerio) de Cultura de la Nación no sólo desmontamos la patraña construida por dicho sindicato (de que ATE y la “CTA Autónoma” expresaban un “sindicalismo democrático” que se oponía al “autoritario” modelo sindical cegetista) sino que avanzamos una crítica al Sindicato como relación social, estructura e institución capitalistas. En efecto, decíamos allí al comienzo de nuestra intervención que “más allá de ATE y la CTA Autónoma a la que está adherida, nos interesa abordar críticamente la naturaleza de clase de los sindicatos y desnudar la función estructural que cumplen en el mantenimiento del orden capitalista”; y más adelante demostramos cómo en la región argentina el Sindicato como “‘mayorista’ de fuerza de trabajo se convirtió a partir de 1945 en ‘monopolista’, completamente integrado a las estructuras del Estado”; que el Sindicato expresa “la subsunción del trabajo en el capital”; que todo Sindicato “aun el más ‘anticapitalista’, como se autopercibía la ‘anarcosindicalista’ CNT, tiene por función mantener el sistema de trabajo asalariado” (de nuestra caracterización en bit.ly/3eBVnaa).

Andrés Rodríguez Alberto Fernández Armando Cavalieri

Andrés Rodríguez (camisa a cuadros), Armando Cavalieri (con saco, mano en alto) y otros burócratas junto al ahora presidente Alberto Fernández en la sede de la CGT, 8 de noviembre de 2019.

II

Esta larga introducción fue para contextualizar que no nos extraña el nuevo gesto de “unidad sagrada” capitalista del sindicato UPCN con el Estado nacional. Esta unidad no sólo es “económica” (el Estado es la patronal de lxs trabajadorxs estatales) sino “política”, ya que configura un nuevo pacto burgués, esta vez con el nuevo gobierno nacional que ataca no sólo nuestras condiciones de vida por medio de la precarización laboral y la depreciación salarial (las actualizaciones de salarios de lxs trabajadorxs estatales nacionales desde 2007 son pactados por debajo de la inflación anual acumulada, que se traduce en una gigantesca caída del salario real) sino por medio de la restricción de nuestras libertades democráticas, esto es: de la libertad de circulación y de movimiento (suspendidas desde la vigencia del “aislamiento social, preventivo y obligatorio”) que obstaculiza el ejercicio de la libertad de reunión de lxs trabajadorxs (desde ATACA propiciamos las asambleas abiertas a todxs lxs trabajadorxs en cada lugar de trabajo para debatir y decidir, sin representación ni mediación sindical).

En esta situación de ataque a nuestras condiciones económicas (de trabajo, salariales) y políticas (restricción de las libertades democráticas), UPCN reconoce que el gobierno peronista le pidió al sindicato que obligue a lxs trabajadorxs a “hacer un esfuerzo más: el de postergar la negociación paritaria nacional en el marco de la emergencia sanitaria y económica”. Así, no sólo se pospone la negociación paritaria 2020 (donde UPCN otra vez ahondará las condiciones de explotación y permitirá que se deprecie aún más el valor de nuestra fuerza de trabajo con el acostumbrado apoyo “en disconformidad” del sindicato ATE) sino la “revisión paritaria referente al año 2019” (del comunicado de UPCN en bit.ly/36SEntC).

El papel plenamente burgués del sindicato comandado por el empresario sindical y propietario de caballos pur sang Andrés Rodríguez no llama la atención; o mejor dicho: no llama la atención de ATACA, organización gremial no sindical integrada por trabajadorxs de cultura con conciencia de clase. Incluso podríamos decir que UPCN se supera día tras día en su accionar anti-obrerx: no hace mucho tiempo atrás (fines de abril de 2020), en plena pandemia COVID-19, el sindicato avisó que dejaría que “se pierdan derechos” y se eche “gente” si lxs trabajadorxs estatales no acudíamos a nuestros lugares físicos de trabajo. Lo ¿llamativo? del aviso es que por disposición del Estado nacional (que es también Patronal), de acuerdo a las directivas del decreto de “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, muchxs trabajadorxs no podían ni pueden concurrir a lxs lugares de trabajo. ATE, el otro sindicato que “representa” a lxs trabajadorxs estatales, no se quedó atrás en su accionar anti-obrerx: por medio del secretario general de la seccional Capital, invitó a lxs laburantes “enfermos” a que “hagan teletrabajo” (ver nuestro comentario crítico en bit.ly/36XpGVX).

Fuera del ámbito sindical que sojuzga a lxs trabajadorxs estatales, los sindicatos no dejan de demostrar su despreciable carácter de clase burgués. Como botón de muestra basten las declaraciones del capo-mafia Armando Cavalieri, quien es secretario general del sindicato de empleadxs de comercio desde hace 34 años. En diálogo con la prensa, este opresor de trabajadorxs expresó con absoluta claridad cuál es la sempiterna función del Sindicato: colaborar con la burguesía para próximamente relanzar las condiciones de explotación (“tenemos que definir un nuevo país: sentarnos a una mesa y pensar qué le falta a los empresarios para decidir sus inversiones y qué costo laboral necesitan para la competitividad laboral”) y ahondar las penurias de vida de la clase obrera en esta coyuntura de “cuarentena” (el 27/4/2020 la federación de sindicatos de empleadxs de comercio pactó una reducción salarial del 25% para lxs trabajadorxs suspendidxs por la pandemia de coronavirus, en línea con los acuerdos propuestos por la cámara empresarial UIA y la central que agrupa a los sindicatos CGT); en síntesis: al Sindicato le interesa cuidar (y en este escenario de crisis capitalista restablecer) la tasa media de ganancia de la burguesía (sobre el “Convenio de emergencia por suspensión de actividades para el sostenimiento de los puestos de trabajo y la actividad productiva” firmado entre la Federación Argentina de Comercio y Servicios y la Cámara Argentina de Comercio leer bit.ly/36VMJkd; sobre la defensa de Cavalieri de una reforma laboral y de un amplio acuerdo social leer bit.ly/2XWEJLx).

MOYANO 2019

«Estamos convencidos que con una reforma laboral no se resuelve esto. Pero estamos convencidos que si hay que resolverlo directamente con cada una de las actividades habrá que hacerlo. Yo estoy dispuesto a hacerlo», dijo Hugo Moyano el 10 de septiembre de 2019.

 

III

El Sindicato, incluso el más “combativo”, es una bolsa de pus. No se trata de un problema de “dirección” (de “luchar contra la burocracia”, de “reconquistar la dirección” a favor de lxs trabajadorxs), de ejercer más “democracia sindical”, de ser “anti-burocráticos”: la historia demuestra que el/la honesto/a luchador/a de hoy, si entra en la dinámica estructural sindical, será el/la burócrata de mañana.(*) Y esa transformación del comportamiento individual (de “anti-burócrata” a “burócrata”) se explica por el estructural funcionamiento del Sindicato, que determina las prácticas sociales, sindicales, de sus agentes. En efecto, es la estructura la que determina el funcionamiento social que expresa cualquier individualidad: todx sindicalista es un/a conservador/a de este sistema de explotación y opresión porque sin relación social capitalista no habría vendedorxs de fuerza de trabajo (trabajadorxs) ni compradorxs de mercancía fuerza de trabajo (burguesxs). Vale decir: sin asalariadxs no habría sindicalistas porque sin sistema de trabajo asalariado no habría sindicatos. Y el Sindicato, machacamos una vez más, es mayorista y monopolista de las condiciones de venta de la fuerza de trabajo. De ahí la unidad de intereses de lxs burguesxs (Capital) y lxs sindicalistas (Sindicato): ambos conjuntos sociales defienden el sistema social capitalista. Y de ahí la unidad de intereses entre la Patronal, el Sindicato y el Estado: éste presenta como interés general el particular interés de la clase burguesa, cuyo motor económico es el sistema de esclavitud asalariada del que deriva el incesante afán de lucro común a todx capitalista.

Advertíamos el 12 de septiembre de 2019, cuando el peronista Alberto Fernández aún era candidato presidencial: “si el peronismo es gobierno profundizará la explotación de lxs esclavxs asalariadxs”, en referencia a que el ahora presidente había señalado que “si queremos reconstruir la industria argentina, y como estamos muy mal, nos vamos a tener que poner de acuerdo entre todos [,] los que producen, los que trabajan y los que conducen el Estado”. En sintonía, el empresario sindical peronista Hugo Moyano decía que “todos tenemos que aportar algo si queremos sacar el país adelante. Estamos convencidos que con una reforma laboral no se resuelve esto. Pero estamos convencidos que si hay que resolverlo directamente con cada una de las actividades habrá que hacerlo. Yo estoy dispuesto a hacerlo. Cada actividad debe adaptarse a las necesidades económicas” (ver nuestra advertencia en bit.ly/2Xti8re). El peronismo (Alberto Fernández, Cristina Fernández, Hugo Moyano, Hugo Yasky, etc.) adelantaba en 2019 que en 2020 se haría efectivo el “pacto social” entre los que “producen” (lxs empresarixs), los que “trabajan” (lxs sindicalistas, quienes monopolizan la “representación” de lxs explotadxs) y los que “conducen el Estado” (que serían lxs integrantes del entonces aún no constituido gobierno peronista). En 2019 lxs sindicalistas (como Moyano y Yasky) decían con claridad lo que terminaron haciendo en 2020 los sindicatos UPCN y de Comercio: el primero suspendiendo la negociación paritaria (que incluye la negociación salarial), el segundo pactando una reducción salarial del 25%. El discurso conciliador de clases de “adaptarse a las necesidades económicas” (Moyano dixit) se materializó y es una triste realidad para la mayoría de lxs trabajadorxs ocupadxs y desocupadxs. Así como nosotrxs leímos el presente en el año 2019 para prepararnos (al menos ideológicamente) para el (en ese momento futuro) año 2020, lxs trabajadorxs en su conjunto deberían aprender a leer el presente (año 2020) si no quieren “sorprenderse” en el futuro (2021, etc.)…

Yasky 2019

“Alberto [Fernández] ha planteado algo que compartimos en el sentido que hay que atender las urgencias. […] Si para resolver eso hay que plantear por un determinado [lapso] de tiempo un congelamiento de precios y salarios con la perspectiva de Alberto es absolutamente lógico y razonable”, decía el 6 de octubre de 2019 el sindicalista y diputado peronista Hugo Yasky.

 

IV

Lxs trabajadorxs libertarixs con conciencia de clase sabemos que para luchar contra el Capital hay que luchar contra el Sindicato. Pero incluso para que nuestras miserables condiciones de vida no empeoren aún más hay que enfrentar al Sindicato. Está de sobra comprobado que los sindicatos de esta época no sólo no promueven reivindicaciones laborales ni defienden las pocas conquistas sociales obtenidas y que aún perduran gracias a las pretéritas luchas proletarias: con vigor desde la década de 1990 en la región argentina el Sindicato se dedica a hacer negocios como cualquier propietario de medios y condiciones de producción (en el mercado de la medicina prepaga, con empresas de provisión de personal tercerizado, agencias de turismo, etc.: sobre el sindicalismo empresarial escribimos algunas líneas en bit.ly/2UaU36q);(**) además el Sindicato ya no sólo se dedica a propagar la conciliación de clases al interior de la clase obrera (cosa que viene haciendo el sindicalismo desde su nacimiento como trade-unions en Inglaterra en el siglo XIX) y actuar directamente contra lxs trabajadorxs moliéndolxs a palos, torturándolxs y desapareciéndolxs (AAA con Rucci en Buenos Aires y la CNU con Moyano en Mar del Plata en la década de 1970, las patotas de la CGT contra los gremios de la FORA en la década de 1940, las bandas criminales del sindicato de petroleros que atacaron a lxs trabajadorxs estatales y docentes de Chubut en 2019, etc.): ahora directamente se comporta como lo hacía el déspota y su séquito en el modo de producción asiático, una casta social que desde las alturas trataba con desdén a lxs trabajadorxs, como si éstxs constituyeran una masa informe acostumbrada “naturalmente” a padecer la explotación económica y la opresión política (no exageramos: ya nos hemos referido al comunicado del 1/6/2020 de UPCN y a las palabras del burócrata y empresario sindical Cavalieri del sindicato de empleadxs de comercio…).

La lucha contra la carestía de vida y para mejorar las condiciones laborales debe hacerse por fuera y contra el Sindicato. La lucha contra el Capital y el Estado también debe hacerse por fuera y contra el Sindicato.

¡Libertad de asociación de lxs trabajadorxs en la región argentina y en todo el mundo!

ATACA

4/6/2020

AAA ni olvido ni peron

En 1943 Juan Domingo Perón co-protagonizó un golpe de Estado. Perón y el gobierno que surgió del golpe militar estatalizaron la vida gremial de lxs trabajadorxs al ilegalizar a centenares de organizaciones obreras y promulgar la «ley de asociaciones profesionales» de inspiración fascista. El modelo sindical argentino peronista aún vigente en 2020 fue perfeccionado durante el primer gobierno «democrático» de Perón, quien, casualmente, asumió la presidencia un 4 de junio (de 1946), día y mes (de 1943) en que había tomado el poder junto con los oficiales del GOU. En la década de 1970, Perón creó la AAA, organización estatal -que no figuraba legalmente en el organigrama oficial y operaba desde el Ministerio de Bienestar Social- integrada por numerosxs sindicalistas. Vaya casualidad, lxs sindicalistas de 1973/1974 -al igual que lxs sindicalistas de 2019/2020- estaban comprometidxs en formalizar un «pacto social» entre «los que producen, los que trabajan y los que conducen el Estado»: entonces y ahora (ver el epígrafe dedicado a Yasky) planteaban un «congelamiento de precios y salarios». Tercera casualidad (y tres eran las letras A de la organización paramilitar setentista), en 1974 y en 2020 gobierna el peronismo.

Notas:

(*) ATACA da fe de ello: en apenas un año, varixs exactivistas de ATACA se convirtieron en “delegadxs” sindicales y es habitual verlxs aparatear las “asambleas” convocadas por su sindicato, “denunciar” (en público) a la “lista opositora” para luego rosquear (en privado) con dicha oposición una “lista de unidad” con el fin de mantener la “dirección” del sindicato en las próximas elecciones… En fin: siempre a favor de la conciliación de clases (si no no serían “sindicalistas”, ¿verdad?), lxs antiburocráticxs de ayer se ocupan de combatir a lxs trabajadorxs que propugnamos la lucha de clase directa contra el Capital y el Estado.

 

(**) Decíamos allí que “además de ejercer sindicalmente la burocracia, muchos sindicatos emplean fuerza de trabajo, es decir, explotan trabajadores; por ejemplo Víctor Santa María -presidente del Partido Justicialista de la ciudad de Buenos Aires y secretario de estadísticas de la CGT- es uno de los sindicalistas capitalistas que por medio de un sindicato -desde hace 20 años es secretario general del SUTERH- explota a trabajadores de medios de comunicación (diarios Página/12 y Z; revistas El Planeta Urbano, Caras y Caretas y Alta -se lee a bordo de los aviones de Aerolíneas Argentinas-; radios AM 750 y FM 89.1 -Malena-), de la industria del cine (fidecoimisos Filmar y Fondeart), de la industria editorial (Octubre), de la educación (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo -UMET- e ISO -institución educativa de nivel superior no universitaria-) y del espectáculo (salas Caras y Caretas de los barrios San Telmo y Balvanera de la ciudad de Buenos Aires), entre otros emprendimientos capitalistas”.

3 comentarios en “Los sindicatos perpetúan la esclavitud asalariada

  1. Pingback: Los sindicatos perpetúan la esclavitud asalariada – Escritos para la Emancipación

  2. Pingback: ATACA se desactiva | ATACA

  3. Pingback: ATACA se desactiva | Asamblea de Trabajadores del Palais de Glace

Deja un comentario